Pedalear hasta la extenuación, explorando recónditos valles, cruzando arroyos de agua clara y espesos bosques sumidos en niebla, hasta asomarse a insondables acantilados y otear los horizontes de una comarca remota y desconocida… Es el sueño de cualquier biker, la tentación por la que muchos aceptarían, sin dudarlo un instante, un pacto con el mismísimo diablo.